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Síndrome del burnout

¿Te sientes cansado, estresado y muy desmotivado en tu trabajo? Antes llegabas con la energía al 100% y ahora te cuesta levantarte?  

¿Tienes insomnio y dolores de cabeza o afecciones gastrointestinales y no sabes a que se deben?

Puedes estar pasando por el Síndrome del Trabajador Quemado o Burnout 

¿Qué es el síndrome del Burnout o del trabajador quemado?

Cuando estaba en mi tercer año de psicología, eso debió ser el año 2009, recuerdo que mi profesora Isabel nos explicó de qué se trataba este síndrome.

Nunca más volví a escuchar de esto, hasta el año 2021 en el cual un médico muy prestigioso, Marco Martínez, salió por las redes sociales y dijo que ya no atendía más pacientes de Covid porque se había “quemado”. 

Tenía el síndrome del Burnout. 

Durante un año y medio seguido, sin parar, se había dedicado a salvar vidas del Covid -19, trabajando día y noche con este objetivo. Y esto fue tan agotador y tan estresante, que eventualmente cayó en el Síndrome del trabajador quemado o agotamiento profesional.

El término “burnout” fue acuñado por primera vez en 1974 por Herbert Freudenberger, en su libro “Burnout: The High Cost of High Achievement” o  “El alto costo del alto desempeño”. 

Sin embargo, solo hasta el año 2019, la Organización Mundial de la Salud lo reconoce como un padecimiento laboral. 

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¿Qué origina este síndrome?

Este síndrome es consecuencia de un estrés laboral crónico que se presenta en un periodo largo, una sobrecarga profesional y/o los horarios excesivos.

¿Qué pasó durante la pandemia?

En altos y medios ejecutivos hubo un estrés crónico mantenido durante casi 2 años, una sobrecarga profesional y unos horarios excesivos, es decir, un caldo de cultivo para el síndrome de agotamiento profesional o síndrome del trabajador quemado: 

  1. Se cambió la rutina de trabajo y la dinámica familiar: Empezamos a trabajar desde casa, sin estar preparados para hacerlo.

    No teníamos los espacios adecuados. El comedor de la casa, súbitamente terminó siendo la oficina, el aula de los estudiantes y el lugar para desayunar, almorzar y cenar. 
  1. Los roles se nos confundieron: teníamos que ser ejecutivos, cumplir con las labores del hogar, padres y madres pendientes del colegio virtual de los hijos y todo esto en un mismo espacio físico con todos los miembros de la familia.

    Nunca antes nos habíamos visto enfrentados a este reto. 
  1. Los límites del tiempo entre nuestro trabajo y los diferentes roles personales y familiares  se confundieron.

    Yo, por ejemplo, terminé desayunando encima del computador, almorzando encima del computador.

    Los horarios laborales se confundieron con los horarios de nuestros roles de padre, madre, hijos, etc. Largas horas de estar conectados con el trabajo.

    Por whatsapp, por las video llamadas, por correos electrónicos, una conexión de nunca parar porque el espacio físico ya no existía. 
  1. Las relaciones se afectaron: No había posibilidad de  vernos físicamente, solo nos veíamos por una cámara.

    Comenzamos a hablar del hacer, de la tarea, de los resultados y nos olvidamos que somos también personas, que requerimos un contacto relacional y hablar de los que nos sucede como personas y seres humanos. 
  1. Perdimos espacios para otro tipo de conversaciones más relacionales: desapareció el espacio de encontrarnos para tomarnos un café, para que entre reunión y reunión pudiéramos compartir una conversación diferente a la de la tarea, para ir a almorzar con los compañeros de la oficina.

    Ahora solo pasábamos de reunión en reunión en un minuto: nos conectamos por Teams, por Meets o por Zoom, en menos de un minuto.
  2. Terminamos siendo muy productivos: salíamos de una reunión y, en menos de 1 minuto, ya entrabamos a otra reunión. Se perdieron espacios de desconexión durante el día. 
  1. No nos vestíamos para ir a la oficina. Al principio de la pandemia, no sabíamos cómo gestionar nuestra imagen. El vestir y el arreglo personal perdió importancia.

    Y nuestro cerebro perdió el límite de saber: “Estoy en modo trabajo  o estoy en modo descanso” 

    La ropa y el arreglo personal afecta nuestra autoestima, afecta nuestro desempeño y por ende, nuestra autoconfianza. 

Todos estos factores y muchos otros, comenzaron a hacer mella en el nivel de estrés, la ansiedad y la fatiga por nuestro trabajo. 

Empezamos a perder ese balance entre nuestra vida laboral y la vida personal y, por ende, a crear todas las condiciones para la aparición del síndrome del trabajador quemado / o síndrome del burnout. 

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¿Cómo identificar si se está presentando el Síndrome del Burn Out?

Es importante que a nivel personal puedas identificar estos síntomas y también que a nivel corporativo, la empresa esté pendiente de sus colaboradores  y poder diagnosticar de manera temprana si se están presentando estos síntomas. 

Los primeros síntomas que se van a presentar son los de carácter leve: puede ser esa fatiga crónica, un cansancio patológico y una gran dificultad para levantarse en la mañana y querer ir a trabajar. 

Los clientes me cuentan que, si antes se levantaban con mucho ánimo para ir a trabajar, ahora, realmente les cuesta mucho trabajo empezar la semana y empezar el día. 

También se puede presentar dificultad para conciliar el sueño, dolores de cabeza permanentes, afecciones gastrointestinales.

Los ejecutivos comienzan a enfermarse muy frecuentemente y no tienen una razón clara. 

Luego, se llega a un nivel moderado del síndrome y los síntomas, además de los anteriores, puede ser una excesiva irritabilidad, distanciamiento de su equipo de trabajo o de sus clientes. 

Se va perdiendo la motivación y pasión por el trabajo, lo que antes le encantaba hacer en su trabajo, ya se convierte en una gran carga y hay un cansancio emocional. 

Su trabajo ya le drena su energía. También se presenta una falta de autoconfianza: la persona cree que no es capaz de hacer adecuadamente su trabajo, los retos le parecen inalcanzables lo que crea un sentimiento de frustración, sensación de incompetencia, una gran culpa y todo esto va afectando de forma negativa su autoestima. 

En un estado grave, la persona ya va a presentar un abuso de alcohol y/o tabaco y/o psicofármacos, insomnio permanente,  impuntualidad y un ausentismo laboral.

Puede crear enfermedades mentales como estados de depresión y/o ansiedad.

La persona ya tiene unos sentimientos de fracaso personal altos que impactan muy negativamente su autoestima y autoconfianza, que la lleva a no tener expectativas en su horizonte laboral creando una insatisfacción generalizada en su profesión, que puede terminar en dejar su carrera profesional.

Si eres líder de equipos de trabajo o una persona encargada de la gestión del recurso humano  en el mundo corporativo, mi recomendación es estar muy pendiente de todas estas señales que pueden estar indicando que se está presentando este síndrome.  

En estos momentos post pandemia, es una responsabilidad de cada uno de nosotros como líderes, CUIDAR A NUESTRA GENTE.   

La detección temprana es la mejor solución que podemos tener para cuidar a nuestros colaboradores. 

Podemos estar presentes ante el síndrome del trabajador quemado y no darnos cuenta y perderemos grandes colaboradores. 

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